5 meses exactos desde el 22 de noviembre, fecha en la cual podría marcar un antes y un después en mi vida, sobre todo en mi cabeza. Me encontré como nunca siguiendo los números de una votación presidencial, minuto a minuto, secándome las lágrimas porque se confirmaba “la peor noticia”. Me sentía sola, no podía entenderlo (sigo igual), me enojé con todos, me desilusioné de muchos. Era un dolor inexplicable escuchar hablar como si se estuviese disputando un River-Boca, nosotros sabemos que era mucho más que eso. De repente, me encontré siendo parte de un grupo de Facebook donde éramos miles de personas sintiendo lo mismo, viendo caer tantos años de muchísimos logros, de crecimiento indiscutible. Acabé encontrándome de éste lado de la grieta, donde todavía me emociono al escuchar nuestro himno, donde ya no puedo decir que “me gusta estar al lado del camino fumando el humo mientras todo pasa”. No. Así llegó “Resistiendo con Aguante Villa Maria” a mi mente, y el “ok” de una amiga me empujó a que lo haga realidad. No olvido el 9 de diciembre, en plaza de mayo, rodeada de todos los que todavía tenemos memoria, de los que entendimos que “La Patria es el otro”. La gran mayoría de los que estábamos ahí no nos habíamos visto nunca la cara, pero en el fondo ya nos conocíamos. Ahí aflojé, ELLA se despedía, al día siguiente no tendríamos su cadena nacional, no entendía nada, estaba vacía. Mi mirada se cruzó con la de mi amiga, y terminamos fundiéndonos en un abrazo. Nosotras que nunca habíamos tenido la posibilidad de demostrarnos nuestro cariño de esa forma (Siempre fue con una cerveza de por medio).
Me duele ver como se destruye y se sigue lastimando día a día a mi país, a su gente, y peor aún encontrarme con espectadores de esta terrorífico show aplaudiendo desde la primera fila. Me enfrenté a discusiones y exclusiones de todo tipo, como nos pasó a todos. No me arrepiento de nada.
Sabíamos que no era nada bueno y nadie dijo que la resistencia sería fácil por eso (creo que ya estaba escrito) tengo el presente que tengo, donde reafirmé amistades, encontré nuevas, reencontré el amor. Un presente donde estamos en constante movimiento, donde militar se transformó en una “profesión” de 24 horas, con una muy buena remuneración (nada es gratis). En este caso, me encontré con que no hay choripanes, no hay subsidios económicos, donde cada movida se hace con el aporte individual de cada uno. La gratificación que recibimos NUNCA la podrán entender, ni sentir “ellos”. Eso nos diferencia. ¡Qué bueno estar de éste lado!
Me duele ver como se destruye y se sigue lastimando día a día a mi país, a su gente, y peor aún encontrarme con espectadores de esta terrorífico show aplaudiendo desde la primera fila. Me enfrenté a discusiones y exclusiones de todo tipo, como nos pasó a todos. No me arrepiento de nada.
Sabíamos que no era nada bueno y nadie dijo que la resistencia sería fácil por eso (creo que ya estaba escrito) tengo el presente que tengo, donde reafirmé amistades, encontré nuevas, reencontré el amor. Un presente donde estamos en constante movimiento, donde militar se transformó en una “profesión” de 24 horas, con una muy buena remuneración (nada es gratis). En este caso, me encontré con que no hay choripanes, no hay subsidios económicos, donde cada movida se hace con el aporte individual de cada uno. La gratificación que recibimos NUNCA la podrán entender, ni sentir “ellos”. Eso nos diferencia. ¡Qué bueno estar de éste lado!
Texto: Anabela Pietrantonio - 22 de abril de 2016
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