domingo, 17 de abril de 2016

De las experiencias se aprende, nos dijeron alguna vez…

“Del Estado se pretende todo lo que (…) la sociedad no está en condiciones de hacer” (Schimitt,  1939, p.179) La pregunta es la siguiente: ¿de que sí estamos capacitados a hacer? ¿De enviar un comediante al exterior como embajador? ¿De permitir que el estado poco a poco nos abandone? ¿De disminuir las inversiones en educación, ciencia y tecnología, salud, comunicación, entre tanto? ¿De retroceder en el tiempo? ¿De frenar la creación de otro satélite, otro ARSAT? ¿De permitir que medios de comunicación llenen de violencia y miedo la cabeza de las personas? ¿De permitir miles de despidos? Parece ser que sí. ¿Estamos siendo realmente libres o nos estamos esclavizando cada vez un poquito más? ¿Esto es un modelo de país? Y por si modelo entendemos que es objeto de ser imitado, reproducido o copiado, y consideramos a los Estados Unidos como tal ejemplo, tenemos una pequeña gran diferencia: ellos tienen la maquina que produce dólares, herramienta que maneja al mundo.
Para ser más claros: lamentablemente Argentina pone en práctica modelos y cosas que en el resto del mundo ya se han demostrado que fracasan. Por volcar algunos ejemplos: en la década de los ’70, en el mundo, la corriente de la interdependencia nos demostraba empíricamente que se necesitaba cambiar la visión acerca de los problemas que mundialmente veníamos atravesando (como lo fue la segunda guerra mundial y posteriormente la guerra fría). ¿Qué nos dicen, entonces? Pues bien, que lo que se necesita entender es que el poder no está en la fuerza militar, sino que se encuentra en distintas áreas como lo son la ciencia y la tecnología. Es allí donde radica el poder. Y fíjense ustedes qué paradoja, porque aquí en Argentina estaba a punto de suceder el golpe cívico-militar más duro en la historia de nuestro país. Sin olvidar, que en la década de los ’90 aquí se aplicaba sin censura el modelo neoliberal, cuando en la década de los ’80 se habían demostrado las limitaciones y falencias que representaban estas políticas, de la mano de la primera ministra del Reino Unido, la señora Margaret Thatcher.  Evalúen la situación en Grecia, en donde el gran déficit fiscal atormentaba al país y amenazaba con la llegada de una crisis contundente: para salvarse, el país mediterráneo se vio obligado a recurrir a la ayuda del Eurogrupo y del Fondo Monetario Internacional ( FMI) para evitar la bancarrota estatal. Un recurso que supone ceder parcialmente su soberanía y someter sus  cuentas al escrutinio internacional. A mi parecer, la historia nos ha demostrado (acaso muy bien y de la peor forma) lo que significa la grandiosa receta que el FMI orgulloso le otorgará al país. En Argentina, con el pretexto del déficit fiscal que el anterior mandato ha dejado en manos del actual (a decir verdad, sí, el 99% de los problemas actuales es a consecuencia de las políticas previas. Nos pasamos la pelota, como quien dice), buscamos arreglar con los llamados fondos buitres para desbloquear y acercarnos a mantener relaciones con organismos como el FMI o el BM. El resultado es el siguiente: pagar una deuda para acceder a otra.
Entonces quizás lo único que nos quede es reflexionar. Acerca de qué, se me preguntará. Bueno, hacia dónde vamos. ¿Hacia dónde queremos llegar con un modelo neoliberal? ¿Qué vamos a hacer cada mes para poder cubrir las necesidades básicas, si ya no nos alcanza? En la actualidad, “Ir al supermercado es una odisea” ¿Qué vamos a hacer con esos sinceramientos de tarifas, (los que duelen ¡y de qué manera!)? ¿Trabajar horas extras para pagar los servicios? ¿Cómo es que en tantos años hemos mirado hacia arriba, que se nos escapó una porción suficiente como para destruir, si no todo, la mayoría? Me pregunto, ¿por qué insistimos, una y otra, y otra, y otra vez, en tirar abajo todo lo que construimos? Estamos cediendo de a poco la soberanía nacional. En poco tiempo dejaremos que los organismos internacionales nos gobiernen. ¿Y qué ocurre con los que estábamos antes, que hoy parecemos dormidos? ¿Por qué se escucha tanto ruido afuera, aplausos y risas, y no es justamente el ruido de nosotros moviéndonos? ¿Somos nosotros los que elegimos mal o son ellos los que nos engañan con palabras encantadoras? ¿En quién confiamos: en un Bossio, en un Macri? ¿Son lo mismo? ¿Somos nosotros los que erramos o son ellos? ¿Estamos siendo ingenuos, o con toda certeza creemos que todo está bien? Y por si no lo habían notado, no todo está bien.
Por último, voy a compartirles una metáfora muy profunda, con la que me han logrado iluminar, fue alguien de por ahí, y confieso, me ha hipnotizado mucho más que tantos sabios. Espero, sirva de algo:
“LA SOCIEDAD ARGENTINA COMO UN CUERPO HUMANO”
Había una vez un cuerpo enfermo, muy enfermo, internado en una clínica privada. Allá por el 2001, en estado terminal. De repente e inesperadamente, un grupo de médicos nuevo empezó a curarlo con tratamientos novedosos y empezó despacito a recuperarse, lenta pero claramente fue ganando fuerzas, ánimo y amor propio. Resulta que el tratamiento era muy costoso para la clínica privada. Luego de varios años, los dueños de la clínica se cansaron y a partir del 2008, empezaron a envenenar ese cuerpo. Primero secretamente, luego de manera abierta y descarada. Parte del cuerpo se había dado cuenta pero ya era tarde. El objetivo era boicotear a esos médicos que atentaban contra su negocio y elegir un nuevo médico a su medida. La mitad del cuerpo se enfermó nuevamente, y por "propia decisión", el cuerpo "eligió" cambiar de médico. Luego del cambio de médico, la clínica cambió veneno por anestesia para iniciar los tratamientos ortodoxos. Había que cortar por lo sano. Empezaron las amputaciones. La anestesia solo hizo efecto en la mitad del cuerpo. Las amputaciones empezaron por las partes del cuerpo rebeldes, pero los gritos de dolor no llegaban a afectar inicialmente a la otra mitad del cuerpo dormida. Inexorablemente, las amputaciones siguieron por todo el cuerpo. Ese cuerpo aún no despertó, pero cuando lo haga, sería bueno que no tenga un espejo cerca.

Texto: Sofía Rodriguez.

3 comentarios:

  1. Si vemos a la sociedad como un cuerpo humano, entonces hay un resfrió que esta destruyendo las gran masa débil y corta de mente, sedadas por propagandas, estereotipadas, con vivencias de un pasado tan presente, pero cada vez que el humano se resfrió, el cuerpo emite reacciones neuronales, haciendo que se levante la fiebre, y que los glóbulos blancos ataquen el virus. LAS MENTES PENSANTES DEBEN SER EL RESFRIÓ DE ESTA SOCIEDAD, Y LLEVARLA A UN QUIEBRE SI ES NECESARIO, PORQUE DE LAS CENIZAS PUEDE NACER UNA NACIÓN MEJOR, MÁS FUERTE Y REFORZADA CON UN ESPÍRITU NUEVO Y LIBRE!

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