Caprichito el niño monarca había intentado de muchas formas diferentes, deshacerse de las calabazas que rondaban por el reino. Era bien conocido su disgusto hacia aquel fruto de la tierra. Luego de mucho intentarlo, había conseguido invisibilizarlas con la ayuda del hechicero del magnetismo. Pero, aunque los campos de la calabazas estaban enterrados debajo de un gris concreto, entre las grietas de aquel embrujo los brotes poco a poco comenzaron a ver la luz del sol.
Caprichito hacía caso omiso a esta MANIFESTACIÓN de la naturaleza, hasta que un día llegó a sus oídos, los rumores de que se había avistado a la Reina Calabaza.
La Reina Calabaza había sido soberana de aquel reino por largo tiempo, tiempo que trajo prosperidad al pueblo y al reino en general. Pero con la ayuda de los peores brujos, hechiceros y magos, el niño monarca la había logrado destronar hipnotizando a la mitad de la población más uno. Así lograron también, encantar a la reina y convertirla en calabaza, magia que cayó sobre sus seguidores también convirtiéndolos en aquel campo próspero de vida.
Las leyendas narraban que la Reina iba A VOLVER y esto tenía a Caprichito muy intranquilo. Los rumores se volvían cada vez más frecuentes y los brotes se hacían cada vez más fuertes haciendo que las grietas en el concreto se fueran abriendo cada día más. El terror invadió al pequeño monarca, que no vió otra salida que huir a tierras más al norte, donde el águila que con su sombra todo lo tapa, lo cubrió bajo su ala... Tembloroso y asustado ahí permaneció aquella noche tormentosa, en la que los brotes se alzaron y entre el verde de las hojas, todo el reino jura que vió a la Reina Calabaza asomar...
Continuará...
Texto y dibujos: Caito...
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